viernes, 17 de abril de 2015

Un mercado de $70.000 millones muy goloso. Y con un posible ganador.

La atracción de lo dulce
Es muy curiosa la historia del azúcar. Se estima que la caña de azúcar fue "domesticada"  y utilizada por primera vez como alimento hace unos 3.000 años por el sudeste de Asia, en Nueva Guinea concretamente. De allí pasó a la India, a China, a Persia y, por medio de la expansión árabe de los siglos V-VII, llegó al norte de África y al Sur de España. O sea, que ni las civilizaciones de Egipto, Israel, Grecia ni Roma clásicas conocieron el "oro blanco" (la miel era el endulzante utilizado normalmente).
 
Fue Cristóbal Colón en uno de sus viajes el que llevó unas plantas de caña de azúcar al Caribe y, gracias a las favorables condiciones climatológicas de aquella zona (junto con Brasil y el Sur de Norteamérica), lo que propició la gran expansión del cultivo y su popularización en las mesas de todo el mundo (aunque debido a los altos impuestos con los que era gravado, sólo a finales del siglo XIX dejó de ser un artículo de lujo).
 
Desde entonces, su consumo ha ido siempre en aumento, hasta llegar a configurar un mercado, para el total de endulzantes, de unos $70.000 millones. De ellos, unos $60.000 corresponderían al azúcar (en sus dos fuentes: caña de azúcar: 87% y remolacha azucarera: 13%), $7.000 al jarabe de maíz (HFCS-High Fructose Corn Syrup, muy usado en Norteamérica, Argentina y Japón), y el resto al conjunto de edulcorantes, naturales y artificiales (sacarina, aspartamo, ciclamatos, etc...).
 
Cuota de mercado de los distintos endulzantes
 
Lo que pasa es que el azúcar últimamente se está convirtiendo en el "malo de la película". Bueno, no tan últimamente: ya en 1972 apareció el libro de John Yudkin, titulado "Pure, White and Deadly: How Sugar is Killing Us and What We can Do to Stop It". Libro reeditado muchas veces desde entonces y que, como es fácil de imaginar, le generó un montón de amigos en la industria azucarera.
 
Más cercano, en el tiempo y en el espacio,  el benaventano Dr. José Luis Cidón acaba de publicar el libro "Azucar: Dulce veneno", donde, sin paños calientes, atribuye al excesivo consumo de azúcar de las sociedades modernas su influencia en el aumento de enfermedades como: "caries dentales, obesidad, Alzheimer, cáncer, diabetes, osteoporosis, desórdenes cardiovasculares, reumatismos, enfermedades hepáticas y un largo etcétera...". Vamos, que se te atraganta el caramelo que tienes en ese momento en la boca...
 
Y podemos añadir al cuadro la campaña "Let´s Move" promovida por Michelle Obama para combatir la creciente y alarmante obesidad de la población norteamericana, y que se basa tanto en abandonar el sedentarismo como en mantener una dieta saludable. Y con los refrescos azucarados en el punto de mira, hasta el punto de plantearse el gravar con impuestos especiales los "extra-size".
 
De lo que se deduce que, a pesar de las fuertes campañas de "comunicación" de la industria azucarera en la línea del "consumo responsable", camino que ya han transitado las marcas de bebidas alcohólicas con dispares resultados, es bastante probable que, en las próximas décadas, asistamos a un acusado descenso del consumo de azúcar refinado, y su sustitución por alternativas, naturales o artificiales, que no resulten tan "dañinas" (en realidad o en apariencia) desde el punto de vista de la salud.
 
Y aquí aparece la stevia. Un pequeño arbusto herbáceo originario de la cordillera del Amambay, entre Paraguay y Brasil, conocido por los indios guaraníes desde hace siglos y cuyas hojas les han servido desde siempre para endulzar las bebidas de yerba mate típicas de la zona.
Planta de stevia
 
(Paréntesis de curiosidad histórica: El nombre oficial de la stevia, Stevia Rebaudiana, indica su pertenencia al género botánico Stevia. Pues bien, este género fue creado en 1797 por Antonio José de Cavanilles, que unos años más tarde fue Director del Jardín Botánico de Madrid, en honor a Petrus Jacobus Stevus, nombre latinizado del botánico valenciano Pedro Jaime Esteve (1500-1556) quien, al parecer, fue pionero en analizar las curiosas propiedades de estas hojas traídas de las Américas por los primeros colonizadores. O sea que la stevia se llama así por un Esteve valenciano. Que conste).
 
¿Cuál es la ventaja de la stevia sobre el azúcar refinado? Pues que en forma de extracto su poder endulzante es 300 veces mayor, por lo que hace falta mucha menos cantidad para conseguir el mismo efecto. Y también que el esteviósido, que es como se llama el glucósido que más contiene, no aumenta la concentración de glucosa en sangre, por lo que es apta para diabéticos. Como inconveniente, algunos señalan que deja un cierto regusto a anís. Desde la década de los 70 del siglo pasado, a raíz de la prohibición de ciclamatos y sacarinas en Japón, la stevia pasó a ser el sustituto preferido y hoy en día es el país donde más stevia se consume en el mundo.
 
En el año 2007 Coca-Cola patentó la Rebiana como derivado de la stevia, y poco después, junto con Cargill, la Truvia, que en realidad es un híbrido, puesto que también contiene eritritol. Pepsi no tardó en hacer lo mismo y aliarse con la Whole Earth Sweetener Company y sacar al mercado la PureVia (que también contiene dextrosa). En Diciembre de 2011 finalmente la Unión Europea autorizó la stevia como "aditivo alimentario", con el código E960.
 
Ingesta diaria de calorías provenientes de endulzantes por país
 
Parece que el camino está allanado para el auge de esta planta. La próxima vez que vayáis al Carrefour o al Mercadona, fijaos en el lineal de "azúcares". Veréis cómo los derivados de la stevia van reclamando su lugar. Y si leéis la página de la "Asociación Española de Stevia Rebaudiana"  (http://www.stevia-asociacion.com/) podéis comprobar el optimismo que transmite sobre sus propiedades y sobre su futuro.
 
******************************************
Para los visitantes más veteranos del blog, a los que la "dulce" lectura de este post les haya traído a la memoria el ritual de saborear el "paloduz", "palolú" o cualquiera de sus múltiples variantes fonéticas, recordar (seguro que lo saben) que los citados palos dulces no son otra cosa que las raíces y tallos de la planta del regaliz (Glycyrrhiza glabra), también usado históricamente como edulcorante natural. Y como base de las barras de regaliz (negro y rojo) y de las Pastillas Juanola. ¡Qué recuerdos!
 

2 comentarios:

  1. Una de las "chuches" preferidas de mi lejana infancia era sin duda el "regaliz de palo" que, en Donosti lo conocíamos como "Makil gosho" (palo dulce)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, Telmo. Eso sería para los eukaldun zahar. Me cuenta mi donostiarra de ascendencia navarra que ella lo llamaba "matigotxo". En Segovia, palodús.

      Eliminar